Se acabó. Por fin descansamos de la parafernalia  del Fútbol de élite o Fútbol capitalista. Se acabó la Copa Confederaciones de selecciones nacionales de fútbol celebrada en Brasil. Un torneo que nos sirve de ejemplo para ver cómo el capitalismo necesita e intenta usar el fútbol para distraer el conflicto social que genera. En Brasil, en estos últimos años de prosperidad y desarrollo económico, el capitalismo ha generado una expansión de sus verdaderos valores de codicia, vanidad, corrupción e individualismo, de forma salvaje. Pero este virus no se ha extendido, ni ha afectado por igual a toda la ciudadanía brasileña. En general estos valores han predominado en las clases que poseen los medios de producción o están cerca de poderes de decisión política. Como en España.

En Brasil, como en muchos otros lugares del planeta, la ciudadanía se ha cansado y mucho de esta clase social privilegiada donde muchos de los protagonistas y actores del Fútbol de élite o capitalista (Presidentes de FIFA, presidentes y cargos de federaciones nacionales de fútbol, agentes deportivos, periodistas y medios deportivos de masas, jugadores de primera división nacional, entrenadores de primera división, empresas multinacionales de publicidad y marketing..etc.), han participado de esta clase social y son parte de ella, porque se benefician y mucho de sus plusvalías y sobretodo porque poseen los medios de producción de esta maquinaria que es el Fútbol de élite o capitalista.

La ciudadanía Brasileña a dado un ejemplo de dignidad ciudadana frente al fútbol capitalista, el fútbol de élite. Hasta en el acto de clausura han mostrado al mundo que siguen estando ahí, dignificándose colectivamente, mostrando su lucha, su dignidad ciudadana, incluso a pesar de que les han intentado callar la boca a base de hostias y represión.

El resultado de estas 3 semanas de lucha por la dignidad ciudadana ha sido de goleada: Se ha conseguido forzar al gobierno a que se haga un referéndum en Octubre donde la ciudadanía podrá elegir  las maneras de hacer política en Brasil fuera de esos valores que propugna el capitalismo. Un referéndum para una reforma política en profundidad. El futuro lo va determinar su ciudadanía y no su gobierno. Lo está haciendo desde ya.

Algo también de virtud la del gobierno brasileño, en estos días, al no aferrarse al poder y reconocer que el poder real lo tiene la ciudadanía y no ellos. Buen reconocimiento y necesario. ¡Ya podría fijarse el gobierno de España en Brasil en lugar de Alemania!.

Brasil, país por excelencia del juego bonito,»Al jogo bonito», ha dado una lección de ciudadanía bonita, comprometida y luchadora. Han mostrado y siguen mostrando que antes de jugar hay que pelearse las cosas importantes de la vida, y el fútbol no lo es, aunque nos intenten vender que no podemos vivir sin él. Tomemos ejemplo de la ciudadanía brasileña.